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Punto MX, Madrid

Comer en el sitio de moda de Madrid puede dar sonadas decepciones, pero no parecía éste el caso. Mexicano, auténtico y de calidad, ésas son las señas de este establecimiento situado en el barrio de Salamanca.
Se accede al comedor bajando unas escaleras, sala limpia, ningún ornamento mexicano que destaque, todo muy acogedor.
Mesas bien preparadas, mantelería de hilo y vasos del citado país.
No hay menú, debes dejarte asesorar, aunque yo venía con alguna idea clara. No tomé vino. Es un placer sentirte bien en un restaurante, pocas veces recuerdo el cariño con el que aquí te reciben.
Comí:
-Guacamole Punto MX (preparado en el tradicional molcajete y a gusto del comensal, uno de los platos más interesantes y con mejor relación calidad-precio que he probado, verdaderamente placentero)
-Totopos con aguachile de pez espada (aperitivo, muy acertado)
-Quesadillas de huitlacoche con epazote en tortilla de maíz morado. Salsa costeña de tomatillo verde y chile de árbol (media ración, sugerente, sabores que te sorprenden, una delicia)
-Tacos de chorizo verde con aguacate, queso. Salsa martajada de chiles toreados (media ración, también muy evocador y curioso, especiado acertadísimamente, exquisito)
-Tuétano a la brasa. Salsa molcajeteada (el plato que quería probar, una verdadera brutalidad, los tacos que tú mismo te haces te trasladan a México, sí, pero también al paraíso)
-Pie de queso con guayaba y helado de yogur (menos interesante que lo salado, correcto)
No suelo añadir las fotos de los petit fours, pero lo hago esta vez para señalar que la trufa de chocolate y chile fue, con mucho, lo más picante del menú. Buen café también.
Unos 35 € fue el montante total, lo veo adecuado.
No soy un gran conocedor de la cocina mexicana, pero hasta los más exigentes críticos coinciden en su autenticidad. Lo cierto es que aquí se come extraordinariamente bien.
Huyan de prejuicios y burdas imitaciones, esto es alta cocina, y mexicana. Déjense aconsejar, prueben lo que apetezca (los insectos son posibilidad) y viajen sin moverse de la mesa. Ésta también es una maravillosa manera de conocer el mundo, estos "platillos" no pasan inadvertidos, el éxito va a quedarse largo tiempo por aquí.

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