Nueva comida en este restaurante zaragozano que visité hace justo un año y que me dejó buenas impresiones.
Ningún cambio aparente.
Pedí otra vez el menú del día y me sirvieron el mismo vino Nietro tinto 2015 (D.O. Calatayud), que sigue muy correcto.
Comimos:
-Servicio de panes y aceite (fantástico pan y aceite algo plano de variedad koroneiki del Bajo Aragón)
-Oliva negra, anchoa y parmesano (agradable)
-Ferrero Rocher de foie (deliciosa combinación del fruto seco, el chocolate y el foie, lo veo mejor como prepostre que como aperitivo)
-Falsa cerveza de manzana y jengibre (refrescante y equilibrada)
-Alubias verdinas con centollo (grandísimo fondo y mejor centollo guisado, pero cocción algo irregular de las verdinas)
-Tataki de atún rojo con soja y albahaca (tratamiento adecuado para un producto no tan noble como cabría esperar)
-Sopa de chocolate Ocumare con helado de plátano y vainilla (postre superlativo, cremoso de un tremendo chocolate y un helado increíble, sentí mucho que se acabara)
Aunque llegaron demasiado tarde se sirvieron unos petit fours con el café. Bien.
El personal se mostró amable.
Pagamos 36 € por persona.
Las sensaciones, siendo satisfactorias, fueron algo peores que en mi anterior comida. Aun así mantengo la buena nota.
Esta casa tiene potencial, no hay duda.
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